A veces, realizar una reforma importante en una vivienda es imprescindible para poder sacarle todo el partido. Las obras no solo pretenden adaptar la casa a nuestras necesidades, sino sacar a la luz todas sus posibilidades para aprovecharlas con el mayor acierto.

Si se desean espacios amplios y generosos, con extraordinaria luminosidad, se deben eliminar todas las puertas y tabiques posibles, y donde son imprescindibles –dormitorios, baños- se instalan puertas corredizas o de espejo, que pasan inadvertidas y, a la vez, multiplican el espacio hasta el infinito.

Con la misma intención de conseguir la máxima luminosidad, las paredes y techos deben pintarse de blanco acabado a la cera, ligeramente brillante, en el que la luz rebota y se extiende por toda la casa. En contraste, se debe dejar a la vista vigas de madera sobre el comedor y el suelo en todas las estancias, los revestimientos de armarios y vestidores pueden ser de tarima de madera. El blanco es vital para conseguir unificar los espacios, paredes, ventanas, pilares e incluso tapicerías hacen del blanco el pretexto para que otras texturas como madera, piel y cuadros destaquen con gran fuerza expresiva.

Para el mobiliario, pocas y bien escogidas piezas, porque la intención es la amplitud de las habitaciones, podemos optar por el eclecticismo, combinando piezas de diferentes procedencias. Así la arquitectura destaca sobre todo lo demás, los colores de la tapicería son neutros y se funden con las paredes, logrando contraste con el suelo de madera. El eclecticismo añade emoción y tensión al mobiliario.